Hace unos días volvimos con Ana Paula de unas breves pero intensas vacaciones en Córdoba. Anduvimos por varios lugares, y sin dudas uno de los highlights del viaje fue la visita al hospital abandonado Santa María de Punilla, a un puente de distancia de Cosquín, Córdoba.

Una simple búsqueda en Google revela el halo de misterio y misticismo que se ha construido alrededor de este lugar en las últimas décadas. Se habla de historias tétricas y experiencias fantasmagóricas.
Pero, a pesar de muchas de las cosas que se repiten, lo cierto es que el hospital no es más que un viejo edificio con un pasado interesante: construido en 1900 como un centro donde derivar a los enfermos de tuberculosis, en 1968 el gobierno lo convierte en un hospital neuropsiquiátrico y, durante la última dictadura militar, es también tristemente usado como uno de los tantos centros de detención clandestinos que hubo en el país.

Para quien esté buscando el factor sobrenatural, lamento decepcionar pero no, no se sienten aullidos, gritos, ni presencias extrañas. Ahora, quien vaya en busca de estas cosas, seguramente creerá encontrarlas.
En cambio, al recorrer los pabellones sucios y vandalizados, lo que sí se siente es lástima por el nivel de abandono de una construcción tan imponente, de la que solo queda imaginar lo que habrá sido en sus mejores días. Quizás sea eso lo más impactante del lugar, el contraste entre lo que alguna vez fue y lo que queda hoy de eso.
Algunas fotos tomadas con mi teléfono celular:

















